lunes, 4 de junio de 2012

NOVECIENTOS NOVENTA Y NUEVE

Mi primer Triatlón Sprint

Sólo entre la multitud, con mis gafas y mi gorro de nadar. Los pies descalzos sobre la arena de la playa de Canet, y la mirada fija en un objetivo: una gran boya amarilla en el fondo del mar. Muy lejos, no puedo parar de pensar que está muy lejos.

En realidad son sólo 325 metros, luego giro a la derecha, 100m más, y luego 325 más hasta la orilla. No es tanto, he hecho sesiones de 2000m y más en la piscina. Pero el mar no es una piscina. No tocas pared cada 25m. No hay un bordillo al alcance de la mano. No hay una raya negra que marque el camino.

Llegamos a Canet el sábado por la tarde para quedarnos a dormir en casa de unos amigos. Después de revisar el material 3 veces en casa casi me dejo la bici, no os digo más. En el coche no puedo dejar de hablar sobre la carrera, Raquel me mira con cara de circunstancias y a Laia parece que se le está contagiando el nerviosismo.

Llegados a Canet, fuimos a ver las carreras de Promoción y Segunda División. El mar está muy picado, y hay una corriente brutal que pega de lado en el primer tramo, de frente en el segundo, y de lado en el tercero. Me empiezo a poner nervioso. Los veo nadar con la corriente en contra y casi no avanzan, cada brazada es un paso atrás. Atletas experimentados que no pueden salir del agua, ya con los pies en el suelo no pueden alcanzar la orilla porque el mar los arrastra hacia dentro. Y a mi me empiezan a temblar los cascarones...

Por cierto que Komando 226ERS ganó la carrera y logró el ascenso a Primera División ¡Enhorabuena!

Recogiendo el dorsal me doy cuenta de que no he cogido la cinta para engancharlo, así que me tengo que comprar otra. Mi número: el 999. Lo primero que pienso es que si 666 es el infierno, 999 debe ser lo más parecido al Cielo, mi momento de Gloria. Ya veremos. Tampoco tengo la tobillera para el chip. Cuando vayáis a vuestro primer tri llevaos dinero de sobra. Pecados de novato. Tras una cena distendida y un buen rato con los amigos nos acostamos pronto y, evidentemente, no puedo dormir. Llueve. Un trueno. Sueño con la boya, las olas y el mar.


Me levanto a las 6:30 para enfundarme el mono y desayunar: 1 café, 2 plátanos, 4 galletas. Agua en cantidades industriales. Ha llovido, las calles están mojadas y hay unos charcos importantes. Perfecto para el sector de bici en el día de tu estreno.

Boxes a las 7:30, reencuentros con amigos, ex-compañeros, locos del running, ciclistas... Para la mayoría es su primer triatlón, hay algunos incluso más nerviosos que yo. Empieza a llover. Pongo mi casco sobre las zapatillas, a ver si así consigo mantenerlas secas. Preparo mi box y creo que está todo en orden. Justo a mi lado un viejo amigo. Es un nadador veloz así que no lo volveré a ver en toda la carrera. Nos deseamos suerte.

 

A las 8:30 llega la hora de la verdad. Caminando descalzo hacia la playa me doy cuenta de que algunos van sin neopreno, no soy el único pringao. Ya no llueve. El már está más tranquilo. El ambiente es precioso. Muchos nervios, charlas agitadas, palmaditas. Raquel y Laia han llegado a la playa con nuestras amigas Laura y Rosa. Cámara de fotos, cámara de video; todas las espadas están en alto. Me repito que la boya no está tan lejos, 325m no es nada, pero no me lo creo. Me coloco al final del grupo y respiro profundo. Ya no hay vuelta atrás. Vamos allá.


De repente todos arrancan a correr. Han dado la salida sin bocina ni nada, casi ni me entero y sin querer me veo con el agua por la cintura. Voy en el grupo de atrás, no quiero patadas ni agobios, pero el mar parece una aspirina efervescente, con 300 tíos revoloteando a la vez. Se me ocurre que si hay alguna medusa huirá despavorida. Eso espero. Me concentro en la brazada, voy cómodo, sólo se trata de seguir y seguir. Respiro unas cuantas veces por cada lado, y en el cambio aprovecho para mirar al frente, buscando la referencia. Voy un poco haciendo "S" pero no es muy grave. Me acerco poco a poco al objetivo. Por supuesto, no miro atrás.

Llego a la primera boya y pienso que se me ha hecho corto. Agradezco ir en un grupo de nadadores lentos poco agresivos, giramos la curva y ataco el segundo tramo. Me sorprendo a mí mismo adelantando a gente, se supone que esto no iba a ser así. Giro la segunda boya y veo la orilla. Sé que los míos están allí, esperándome. Me imagino pisando la arena. Este tramo se me hace muy largo, no sé si había algo de corriente o lo afronté con demasiada ansia de acabar. Creo que veo el fondo. Toco arena con la mano y me pongo de pie. Raquel grita desde la orilla. Me vengo arriba. Piso arena seca en 19'47" (no pensaba bajar de 22'). No estoy cansado ni nada. Corro hacia boxes mucho más deprisa que los demás. I LOVE THIS GAME.

La transición es muy larga, hay un tramo enorme desde la playa hasta los boxes. Quedan muy pocas bicis, calculo que voy como el 300 de 350 inscritos, más o menos. Lo hago todo perfecto: guardar las gafas, casco, dorsal, zapatillas. La flaca y yo salimos por patas y me monto en ella sobre la línea. 3'51". Demasiado tiempo, pero al menos lo he hecho todo bien y no me falta nada.

Las calles están mojadas y el circuíto tiene varias rotondas. Hay que llevar cuidado. Bebo isotónico y empiezo a pedalear a tope. Desde el primer momento voy adelantando a gente. Se me engancha detrás un chico y después de un rato me dice "va, engánchate que vamos a por ese grupo". Pillamos al grupo y me dice de seguir, así que paso delante y seguimos apretando. Va acoplado a su manillar de triatlón, y entonces me doy cuenta de que lleva un brazo en cabestrillo. Le pregunto que si ha nadado así, con un brazo sólo. "Sí tío". Flipas. En ese momento me doy cuenta de que soy un piltrafilla.

Seguimos relevando y el tío tomaba las curvas mejor que yo, con una sola mano. Increíble. Cogemos a dos corredores más para formar un grupo de 4 y acabamos la primera vuelta en 16' (casi a 40km/h!!!). Les digo que me quedo atrás, no puedo seguirlos. "No pasa nada, tío, lo has hecho muy bien. Ánimo". Aparte de ayudarme, me enseñó cómo se piden los relevos, que no hay que ir por el arcén porque puedes pinchar... No sé cómo se llama, pero si lo vuelvo a ver tendrá mi ayuda, mi ánimo y mi botella de agua si hace falta.


En la segunda vuelta adelanto a otro chico y me saluda, "¡Alcoyano! Te he visto esta mañana con la camiseta de Trialcoy. ¿Hacemos relevos?" No me veía con fuerzas, pero qué demonios, aquí hemos venido a disfrutar. Nos ponemos a rueda y otra vez a remontar posiciones.  A falta de 1 km para el final me quedo un poco atrás para bajar piñones y subir cadencia, preparando las piernas para correr. Me tomo un gel. Entro en boxes en 33'07" con los ánimos de Raquel, Laia y compañía, siempre colocadas en el mejor sitio. Un 10 para mis fans.


La transición vuelve a ser larga, casi 3 minutos. Me equivoco, dejo la bici al revés, la tengo que volver a colocar. Me calzo las zapatillas y salgo como una bala. Salgo de T2 en 59'47". Marco el primer km en 4'10". Adelanto a corredores con piernas de cartón, yo no tengo ningún problema, voy comodísimo. Me pongo a 4'15" y sé que puedo bajar de 1.21" en la meta.

Al final de la primera vuelta, no sé qué pasa pero el chaval que señala el camino está distraído o algo. Yo me voy detrás de otro corredor hacia la recta final. Veo la linea de meta, el público jaleando y el cronómetro en 1:11'. "No puede ser". Entonces oigo a Raquel gritando "Nooo! no, por ahí no!". Me doy media vuelta y vuelvo a la carrera. He perdido unos 10, 12 segundos en total. No pasa nada. Sigo a 4'15", adelantando a mucha gente. Empieza el dolor de piernas.

Entre el km 3 y el 5 me dejo todo lo que tengo. En el km 4 adelanto a un amigo, intento que se me enganche para llevarle hasta la meta, pero no puede. Sigo a muerte hasta el final y esta vez sí, giro la curva y veo la meta. Hay dos corredores picándose en la recta final. Los adelanto a ambos por la derecha, les pego una pasada antológica (en serio, no es broma) entre el clamor del público y entro a meta solo, con los brazos abiertos y en éxtasis total.


Lo he dado todo. Me tiro al suelo, cierro los ojos y tardo un minuto en poderme levantar. Un minuto para revivir toda la carrera, de principio a fin. Un minuto de Gloria. Mi minuto de Gloria. 999. Abro los ojos y ahí está Raquel, grabandome. Laia me busca, me sonrie. Agua, fruta, bebidas. Abrazos con los que llegaron antes, ánimos a los que vienen detrás.

Éste deporte es maravilloso, capaz de lo mejor y lo peor. El resultado: 1.21'09". Casi lo consigo, por 10 segundos, pero bien. Posición 208 de 328 finishers: el 298 en natación, 196 en ciclismo y 98 en carrera. Ha sido una experiencia maravillosa y, lo más importante, me quedo con ganas de repetir, que venga el siguiente, volver a meterme en el mar, volver a volar por el asfalto. Os animo a todos a probarlo, pero cuidado. Engancha.

No hay comentarios:

Publicar un comentario