miércoles, 26 de marzo de 2014

LA PRIMERA BASE


Si hubiera un club de béisbol en Alcoy me apuntaría.
Aprendí a jugar a béisbol a los 10 años, en una academia de inglés muy moderna que organizaba campamentos y actividades para chavales. Todo muy anglosajón, como en las películas. Por las tardes montábamos 3 o 4 campos con sus bases y sus marcas en el suelo, en campo de tierra, y teníamos una pequeña liguilla de 6 u 8 equipos con sus guantes y sus bates. Cada niño con su gorra de San Francisco, Boston, Yankees, Pirates o Dodgers. Qué recuerdos.
Mi amigo Pablo y yo jugábamos en los Pirates, por supuesto.


Gorras de equipos de la NBL
 
Los Piratas de Pittsburg

El béisbol es un deporte interesante, curioso y desconocido aquí en España. Tiene algunas características que, quienes me conocen, saben que se adaptan muy bien a mi personalidad:
- es más divertido practicarlo que verlo.
- es más importante defender que atacar.
- tiene unas dosis enormes de estrategia.
Defendiendo hay que intentar prever lo que va a hacer tu rival, adelantarte a sus movimientos y ser rápido y preciso.
Atacando, hay que planear muy bien lo que vas a hacer con tus jugadores: quién batea primero, quién corre más rápido, quién roba mejor. Sólo hay que golpear cuando estás seguro de que vas a hacer daño.
No se puede intentar marcar una carrera en cada bateo. Para conseguir la jugada perfecta hay que ir paso a paso.
Primero se batea a la izquierda, para que tu corredor más rápido alcance la primera base sin problemas. Luego se batea a la derecha para coger la segunda. Después se intenta robar la tercera. Sólo cuando ya tienes las bases llenas, sacas a tu "brazo de oro" para que la mande a las nubes. "Home run", 4 puntos y vuelta de honor para el héroe.

Como en todo, el deporte es metáfora de la vida, y como ahora mi objetivo es "la vida", me he acordado de este deporte que tan buenos ratos me dio en la infancia, y una lección que aprendí: de nada sirve correr solo. No se puede ir a puntuar en cada jugada: primero tienes que afianzar tu posición. Luego golpear.
Hoy tengo la casa arreglada, la familia bien y, por fin, el trabajo que quiero. Ha sido la decisión más difícil de mi vida: dejar un trabajo estable, pero insostenible, para lanzarme a una aventura que está justo dónde, cuándo y cómo yo quería. Tiene que salir bien. Tiene que ser el cimiento para una vida ordenada, con horarios razonables, objetivos alcanzables y llena de retos por cumplir. Ahora sí.

Primera base conquistada. La segunda será volver a entrenar. Para 2015... me reservo el "home run".


Impresionante jugada defensiva en 4:23

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